Un cambio es lo que busco para el año 2014 y por eso estoy aquí. Puede que no sea un cambio en mi vida exactamente, es el retomar lo que me gustaba de pequeña: conocer la gran diversidad de culturas existentes en el mundo, los idiomas y las religiones. Ahora intento hilvanar con ingenio todas esas ideas que rondan mi cabeza desde hace algunos meses.
Todo comenzó en el año 2010 cuando decidí visitar Europa.
¿Viajar sola? No me atrevía. Prefería quedarme en la seguridad del hogar y conocer esos lugares desde la pantalla del televisor, desde el monitor de mi computadora o con la ayuda de las revistas y guías de viaje. La rutina diaria, lo que se esperaba de mí, la situación económica, el ego de mis padres, todos estos elementos me empujaban hacia otro camino, el del deber ser.
El aumento de la frustración e inconformidad era imparable, algo tenía que hacer ¿acaso la infelicidad es un estado normal del ser?, pensaba que sí, hasta que un buen día, luego de mucha reflexión, decidí dar un salto al vacío y lanzarme a la aventura. Me fui sola a París, asustada, tenía miedo del idioma y de la gente. Mi sorpresa fue que en realidad la gente no era tan mala y que el idioma no era tan difícil como pensaba. Muchos parisinos están familiarizados con la lengua española y, es cierto, tienen poca paciencia.
De París salté al Reino Unido. Me enamoré de los jardines de Inglaterra, de los paisajes de Gales y de la amabilidad de los escoceses e irlandeses. Perdí el miedo a viajar sola. Sentía que conocer nuevas culturas formaba parte de mi misión de vida, una manera de enriquecer mi mundo interior.
Ese primer viaje a Europa fue el inicio de los cambios experimentados en la actualidad. Otras aventuras vinieron, que poco a poco les daré a conocer.
Gracias de antemano a todas esos seres maravillosos que leerán este blog y que lo escrito aquí sirva de luz en algún punto de sus caminos.
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