En mis 15 años viviendo en Caracas, solo en 2 oportunidades subí a pie el Cerro El Ávila. La primera vez fue por la entrada de Sabas Nieves, difícil ascenso que me dejó sin aliento; y la segunda vez, por Boca de Tigre, dejándome un recuerdo diferente a mi primer intento fallido de ascender esta montaña.
Una mañana soleada de domingo, junto con un grupo de amigos, decidimos subir por la entrada de Cotiza. Tomamos un vehículo todoterreno hasta Boca de Tigre para luego emprender nuestra caminata hasta El Picacho, un área rocosa de la montaña, desde el cual se puede disfrutar, si el clima lo permite, de una preciosa vista al mar, al pueblo de Galipán y al Hotel Humboldt. En Boca de Tigre hay unos pequeños merenderos que temprano en la mañana ya ofrecen café, chocolate caliente, sándwiches y pastelitos, para llenarse de energía antes de iniciar la excursión.
Debido a la no muy agradable primera experiencia de subir por Sabas Nieves, el caminar por El Ávila me generaba cierta inquietud, pero decidí enfrentar mi temor y recorrer ese nuevo camino. Descubrí que es más estrecho y menos empinado, con pocas subidas fuertes. Muy agradable y tranquilo, es un trayecto de 1 hora aproximadamente para quien avanza despacio, con el canto de las aves como música de fondo. Es un deleite caminar por este sendero.
Gran emoción sentí cuando divisé El Picacho, recorrí el trecho faltante y voilà, una espléndida vista se tiene del Litoral Central y de la montaña. El buen clima nos regaló un cielo despejado. La paz del entorno y la buena vibra del grupo hicieron de este paseo una experiencia inolvidable. Fotos, fotos y más fotos.
De regreso a Boca de Tigre, caminamos hasta los merenderos de Galipán para degustar del sándwich de pernil, un clásico del lugar. El sitio estaba repleto de gente que se deleitaba con las distintas opciones para almorzar como el cochino frito, la cachapa con queso, el plato de salchichas, sopas y también hamburguesas; y de postre, las típicas fresas y melocotones con crema. Muy recomendado probar el calentaíto y los vinos artesanales.
Puedo decir que fue un día maravilloso, algo así como una limpieza interna, una liberación de la gran ciudad, un día para despejar la mente y ejercitarse en el pulmón verde de Caracas, una buena opción para aquellos que desean pasar un día distinto sin tener que ir muy lejos.
1 comentario:
He hecho ese paseo, pero subimos con los 4X4 hasta Galipan. Una version mas ligera y de ahi caminamos hasta el Humboldt. Fue una experiencia muy linda.
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